Sonó el despertador a las 7:15hs, ya aclimatados a la altura estábamos listos para emprender la primera de nuestras excursiones. Nos esperaba una combi. Buscamos a otros pasajeros y emprendimos los 70km por ruta demorando casi 1:30hs. Saliendo por el Oste de la ciudad de La Paz, pasamos por la ciudad del El Alto situada en la meseta altiplánica. Acá el panorama cambio, el descontrol de autos, embotellamientos de combis, de gente con sus petates al hombro, llevando y trayendo, muchos puestos, mucha basura abandonada.
El Alto sirve principalmente de establecimiento para inmigrantes del resto del país, en especial recién llegados de las áreas rurales quienes buscan una oportunidad en "la ciudad". Se los puede ver a las orillas del camino en carpas, ya que solo vienen a vender sus producciones y a comprar lo necesario y se regresan.
De a poco se fue terminando la urbanización para dar lugar de lleno al paisaje del altiplano. Se comenzaron a ver los picos nevados de la Cordillera Real, entre ellos el Illimani con sus 6465 mtos permanentemente nevado.
El paisaje rural se abrió camino
Llegamos por fin a Tiawanaco o Tiahuanaco
Primero recorrimos el Museo Regional que exhibe parte de una importante colección obtenida del mismo sitio, apreciándose hermosas piezas de cerámica, líticas, metálicas, artefactos fabricados en hueso, restos humanos, etc. que fueron rescatados a través de diferentes excavaciones científicas en el área.
Ingresando a los que son las ruinas, nos encontramos con una maqueta que representaría lo que fue la ciudad en los tiempos en que era habitada.
Se puede ver lo que fue una pirámide, totalmente cubierta, la misma fue excavada, efectuando una preservación de lo que encuentran, y no una reconstrucción. Esta Pirámide lleva el nombre de Akapana y tiene un total de 18 metros de altura, se supone tenía 7 terrazas escalonadas.
En el siglo XVIII, el español Oyaldeburo excavó la pirámide -en busca de tesoros- horadándola desde la cima y echando los escombros a los costados
Seguimos camino para un gran templo llamado Kalasasaya o Templo de las Piedras Paradas se pueden verificar con exactitud los cambios de estaciones de acuerdo a los solsticios y equinoccios.
La estructura del muro esta basado en columnas y dispuestas entre estas sillares, hay goteros de desagüe y gárgolas en parte de estos.
Dentro de este tempo hay 3 esculturas importantes
La Puerta del Sol
Esta construida en andesita, mide unos 3 mts de alto y 4 mts de ancho.
Existe la teoría que en el pasado formo parte de otra estructura mayor, posiblemente en el Kalasasaya o en la cima de Akapana.
El Monolito Ponce fue rescatado del olvido por el arqueólogo Carlos Ponce Sanginés de allí el nombre, esta construido en andesita. En sus manos porta un kero y una
un pututu o caracola utilizada como instrumento musical. La particularidad de los dedos de la mano derecha es que están al revés. Tiene una decoración donde se pueden observar con elementos iconográficos como lágrimas con forma de pez, hombres alados, cóndores, águilas, plumas etc., así como diversos elementos geométricos.
Se puede ver que en unos de sus brazos tiene tallada una cruz por lo que se estima fue descubierto por españoles en el siglo XVI.
y el último es el Monolito Fraile, tiene 3 metros de alto y tiene un cinturón con cangrejos tallados, por esto último también se le denomina "Dios del agua". Posee en sus manos un K’ero y un báculo. Al igual que el Monolito Ponce tiene invertidos los dedos de la mano derecha salvo el pulgar.
Emprendimos la caminata hasta la cima de la Pirámide Akapana, desde donde se podía apreciar el predio completo.
Bajamos hasta el Templete semi- subterráneo. Se encuentra a 2 metros por debajo del nivel del terrero, hay en sus muros mas de 100 cabezas enclavadas las cuales representan la diversidad de etnias.
Descansamos un poco al solcito y nos tomamos un té de coca reparador, ya que nos quedaba una última parada Pumapunku
Llegamos al final del día. Desandamos la ruta que hicimos por la mañana.
Comenzamos ver la proximidad de la ciudad.
Como era nuestro último día en La Paz, luego de un descanso en el hotel, fuimos a recorrer la Avenida El Prado, con unos hermosos canteros llenos de flores, atraviesa en centro de la ciudad y es donde están concentrados los bancos, financieras, casas de comidas y entretenimientos.
Nos llamaron la atención varias cosas en La Paz, uno fueron las combis pequeñas, entran unas 10 personas sentadas y colgado de la puerta lateral va el que hace las veces de cobrador gritando el recorrido. Todavía estamos tratando de descifrar los que gritaba. Asombrados por este medio económico y poco formal, el cual es usado desde las cholas con sus petates a cuestas como el señor de traje que trabaja en un banco. También hay otros micros un poco más grandes, de carrocería antigua, que hacen recorridos mas formales.
Otra cosa sorprendente es la falta de orden en el tránsito, es caóticamente ruidoso. Tienen semáforos que funcionan pero nadie los respeta, pasan en rojo, doblan en U, la senda peatonal esta pero es como si no estuviera. Tema aparte es el uso indiscriminado de la bocina, la tocan para todo, cuando llegan a la esquina, cuando doblan, cuando arrancan, para avisar que paran, para apurar al de adelante, cuando saludan a un conocido.
Volvimos al hotel llenos de emociones, con historias increíbles, con sensaciones de haber encontrado mas de lo que veníamos a buscar.
Me quedé contemplando la vista desde la ventana, tratando de grabarla en retina y dejarla guardada en mi memoria.